Sí, puedes hacer el bien al relajarte en la naturaleza, el parque, la playa o el río cercano a donde vives. ¡Hablamos en serio!
Cuando dedicas una hora a estar en la naturaleza, te reconectas con el mundo de un modo significativo. Elige poner tus dispositivos a un lado, desconectarte de tu diálogo interior y centrarte en lo que te rodea. Cuando pones en pausa la vida moderna, es más fácil valorar y priorizar cómo ayudar al planeta.
La manera más sencilla para empezar es encontrar un espacio natural tranquilo, buscar una postura cómoda sentado o tumbado y cerrar los ojos. Escucha el susurro del viento, el tacto de la hierba o la arena bajo tus dedos, el piar de los pájaros... A medida que pasa el tiempo, te sentirás más arraigado con el planeta y más consciente de tu entorno.
¡Esa sí que es una mentalidad que merece la pena adoptar!